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sábado, 28 de diciembre de 2019

Papamoscas

Cuenta la leyenda que el rey de Castilla, Enrique III el Doliente, mandó construir un reloj en el interior de la catedral de Burgos para eterno recuerdo de un amor frustrado por su paralizante timidez.
El reloj debería representar la bella figura de su amada y emitir, cada hora, un quejido semejante al dado por la dama al sentirse ignorada por él.
El artífice, poco diestro, construyó una figura grotesca y, el quejido, parecía un graznido estridente que provocaba risas y burlas.
El artilugio fue enmudecido pero, cada hora, sigue abriendo su enorme boca tal como hace el pájaro papamoscas para cazar. A su izquierda, otro autómata, El Martinillo, da los cuartos tañendo dos campanas desde un pequeño balcón.
Es curioso observar cómo numerosos visitantes miran, con la boca abierta, al Papamoscas esperando que este abra la suya a las horas en punto. Con tanto papamoscas, desde hace cinco siglos las moscas no vuelan en la Catedral de Burgos.

Reloj del Papamoscas y Martinillo en la catedral de Burgos
El Papamoscas y el Martinillo Catedral de Burgos.

sábado, 21 de diciembre de 2019

El Coto

Cuentan, que cuando la abadesa del monasterio de Gúa decidió dar a luz al  hijo que esperaba, para evitar el escándalo, el abad general trasladó las monjas a León e indemnizó a la futura madre con los bienes que la comunidad poseía en el pueblo cercano de El Coto. Doña Inés de Miranda crio a su hijo con las rentas recibidas y al pueblo se le comenzó a conocer como El Coto de Buenamadre.
En el pasado siglo aparecieron numerosos denarios de plata en un campo de labor cercano al pueblo, aunque, el verdadero tesoro está en el vasto y espectacular hayedo de La Enramada que empapa de vida más de cuatro kilómetros cuadrados de la ladera izquierda del valle del río Sousas en pleno corazón del Parque Natural de Somiedo, Reserva de la Biosfera.

El Coto, hayedo de La Enramada, Valle del río Sousas Somiedo. Asturias
El Coto de Buenamadre. Valle de Sousas, Hayedo de La Enramada. Somiedo. Asturias.

sábado, 14 de diciembre de 2019

Acebo

El acebo, como el muérdago, era mágico para los celtas. Los druidas lo utilizaban para construir sus varitas mágicas. Cada casa siempre tenía una ramita para protegerse de los malos espíritus y atraer la buena suerte. Plantaban estos arbustos cerca de la casa para protegerse de los rayos.
La medicina tradicional lo usaba para tratar numerosos males pese a que sus frutos son tóxicos y una elevada ingesta puede resultar mortal.
Puede alcanzar veinte metros de altura y vivir hasta quinientos años.
Su hoja perenne y fruto con maduración muy tardía son refugio y alimento para la fauna de alta montaña en invierno.
En Asturias, por su alto valor ecológico y ser una especie amenazada, el acebo está protegido por la ley y, por su toxicidad, su venta está prohibida en toda España.

Frutos y hojas de acebo importantes para fauna de montaña asturiana en invierno
Acebo. Ilex aquifolium.

sábado, 7 de diciembre de 2019

La Galería

Está claro, desde estas grandiosas galerías solo se puede contemplar el mismísimo paraíso marinero, Luarca.

Emblemáticas galerías de casa en el puerto marinero de Luarca. Asturias.
Galerías en el puerto de Luarca, Asturias.