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sábado, 29 de junio de 2024

Curadillo

Poder conservar los alimentos frescos perecederos siempre fue trascendental. Alargar su vida útil evitaba que se perdieran los excedentes en época de abundancia y así poder disponer de ellos en época de escasez.
Tradicionalmente los pescadores pixuetos elaboran el Curadillo, para ello, conservan pequeños escualos como la pintarroja mediante oreo, secado solo por aire, lo cual resulta difícil con la climatología que hay en Cudillero. Para conseguirlo, una vez eviscerado, desangrado y limpio con agua dulce, “crucifican” al pez en un armazón de madera para que el aire pueda secar las dos caras y los colocan en unas varas horizontales que cuelgan bajo los aleros de los tejados. Durante varios meses, y sobre todo al principio, para evitar que la humedad ambiental de los días de lluvia o niebla malogre el secado solo sacan al exterior las varas los días de buen tiempo y vuelven a guardarlo durante la noche. Una vez alcanzado un cierto nivel de secado se expone al sol para finalizar el proceso.
Para consumirlo, se pone a remojo para rehidratarlo y, después, se puede guisar de numerosos modos. Una reliquia gastronómica.
Un producto tradicional marinero que, gracias al pujante turismo gastronómico, ya nunca se perderá.

Secadero de Curadillo en el nuevo muelle de Cudillero.

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